El Shintoismo

domingo, 8 de noviembre de 2009

La religión marca sin lugar a dudas la tradición de un pueblo. En Japón la primera religión mayoritaria que se adopto fue el Shintoismo. Shinto puede traducirse por "El camino de los Dioses". Surgido en los alboles de la historia japonesa, el shintoismo ha teñido todos los aspectos de la experiencia emotiva del país, condicionando sus respuestas ante la naturaleza, la existencia, la muerte, la vida comunitaria, la organización social, la ideología política, las festividades y la estética. A principios de los siglos XVIII y XIX, el Shinto se convirtió en el eje de un movimiento nacionalista, el Movimiento del Aprendizaje Nacional, que pretendía definir las caracteristicas distintivas de la cultura japonesa frente a las de China y Occidente a través de los clásicos y las virtudes shintoístas de la sencillez y la pureza de espíritu.

Politizado desde finale s del XIX y principios del XX y transformado en un culto estatal de cariz nacionalista en apoyo de la veneración a la casa imperial, el shintoísmo fue despojado de sus contenidos políticos durante la ocupación de posguerra.

Desde 1945, por tanto, los templos han recuperado su papel como centros de festividades comunitarias y ritos familiares.

Cuando se introdujo en el siglo VI el budismo en las islas, los japoneses ya contaban con un sistema propio de creencias espirituales y prácticas rituales. Durante siglos (mucho antes de conocerse la escritura) estas creencias y prácticas habían existido de manera descodificada e incipiente aunque, y a pesar de su antigüedad, parece improbable que se hayan originado en el ámbito de las islas. Algunas de ellas, como los rituales de la caza y la pesca, la adoración animista de divinidades naturales y fuerzas poderosas, las plegarias para la fertilidad o el exorcismo del mal y las enfermedades, llegaron de la mano de los primeros inmigrantes continentales y datan del período Jornon o quizás antes, mientras que el desarrollo de los ritos comunitarios relacionados con los ciclos de la vida agrícola corresponde mas probablemente al período Yayoi. En el período Kofun se refina y desarrolla el culto a los antepasados y las divinidades familiares y cobra forma la mitología cortesana de un linaje dinastico de origen divino. De las tumbas Kofun nos llegan figuras haniwa de sacerdotisas con collares de cuentas y espejos en sus cinturas; existe pues en este período una evidente asociacion ritual entre las joyas en forna de cuernecillo (magatama), los espejos y las espadas. Sin embargo, estas prácticas locales y farniliares parecen carecer de una clara definición descriptiva. Bajo la influencia del budismo, al que también se conoce como "la Vía del Buda", tornaron el nombre de Shinto, o Vía de los Kami. Y al igual que el budismo, el culto vernáculo comenzó a ordenar sus divinidades en una jerarquía perfectamente definida y a compilar una mitología propia en crónicas como las Kojiki y Nihon shoki (Shiki).

El término Shinto expresa la importancia del concepto de kami dentro de la tradición. Los kami son los poderes de la naturaleza y las fuerzas del destino. La relación entre los kami y la naturaleza queda plasmada ya a partir de la introducción, en las Nihongi, del mito de la creación: "Antes de que el cielo y la Tierra fueran creados, existía algo comparable a una nube flotando sobre el mar. Nada sujetaba su raíz. En su seno se formó una cosa que parecía un junco tierno cuando acaba de brotar del fango. Entonces, esto se convirtió en un dios" (Kami se traduce por Dios).

A pesar de que los kami no eran fuerzas personalizadas ni fìguras celestiales que juzgaban desde lo alto los asuntos humanos, tanto hombres como mujeres podián solicitar su ayuda o aplacar su ira mediante rituales de diversión y purificación. Se decía que sumaban ocho millones pero eran en verdad incontables, ya que cualquier persona, viva o muerta, y cualquier lugar u objeto con cualidades misteriosas o trascendetales podía ser considerado y venerado como un kami. Solían habitar los cielos, rocas, árboles, cascadas o islas, y esto incluía a emperadores y cortesanos, a guerreros y espíritus temibles. Los sacerdotes y chamanes tenían el don de interpretar sus designios.

Al principio casi no hubo necesidad de edificios especiales; probablemente se comenzó adorando a los kami, tanto individual como colectivamente, en espacios abiertos y naturales. En los primeros tiempos, habría bastado con un imponente paraje natural, o con un claro sagrado entre los árboles o las rocas. Más tarde, los jefes de los clanes comenzarón a adorarlos en sus palacios o en santuarios especialrnente dedicados. Hacia finales del siglo VI, surgían las primeras familias sacerdotales como los Nakatomi. Por fin aparecieron los templos, pero su emplazamienco natural continuó siendo de vital importancia. Hoy en día podemos encontrar los tanto en los callejones de bulliciosas urbes como en el campo y las montañas; algunos, como el de Miyajima en el Mar Interior, cuentan con una ubicación espectacular. No obstante, incluso aquellos que no gozan de un noble emplazamiento natural suelen contar con algunos árboles y rocas. En cuanto a los kami, éstos no siempre está presentes en los templos: vienen como visitantes cuando se les llama mediante plegarias y ofrendas. El santuario solía incluir un receptáculo o shintai (literalmente, "cuerpo del Kami") que a menudo era un espejo a través del cual éste pudiera penetrar en el recinto sagrado. Ya desde la antigüedad se señalaban los santuarios mediante portales o torii. Se pensaba además que las rocas o árboles altos eran buenos conductores (yorishiro), capaces de atraer al kami hasta el recinto. En ocasiones, en lugar de cualquier tipo de edificación, hace de shintai una cascada o una isla.

Los prirneros pasos del shintoísmo están fuertemente teñidos de ideología política y esto se traduce en las afirmaciones de las Kojiki y Nihon Shoki acerca del linaje divino de Yamato como única y legítima casa gobernante del país. Las Kojiki (unas crónicas japonesas muy antiguas) pueden leerse como una clasificación de los numerosos kami, con la Diosa del Sol y sus progenitores, Izanagi e Izanami, en la cima cosmológica y el linaje imperial descendiendo de ellos. Según la mitología, los hermanos divinos Izanagi e Izanami dieron a luz la islas de Japón y a una serie de dioses. Izanami murió al dar a luz al dios del fuego e Izanagi intento seguirla, al modo órfico, hasta el reino de los muertos aunque el olor a putrefacción le cerro el paso. Entonces tras purificarse en un arroyo, dio a luz a otros dioses, de los cuales los más importantes fueron Amaterasu, Diosa del Sol, y su hermano Susa-no-ö, el Dios de las Tormentas. Pero Susa-no-ö, que resulto ser un espíritu indocil, ofendío a su hermana dañando sus campos de arroz y defecando en su palacio, así que esta se retiró a una caverna y dejo al mundo sumido en tinieblas. Las divinidades restantes la disuadieron de su encierro mediante una danza impúdica , mientras que Susa-no-ö fue desterrado a Izumo, donde dio origen a una estirpe de gobernantes que lucharon contra los descendientes de la Diosa del Sol hasta su eventual derrota a manos de Yamato.

A la par que los mitos , que clasificaban y jerarquizaban a los distintos Kami , caciques Yamato hicieron lo propio con los jefes locales en quienes se apoyaron para extender su poder, y con los Kami de éstos que hubieron de conformarse con posiciones subordinadas. De acuerdo con la mitologìa Shinto, los soberanos de Japón descienden de Amaterasu Ömikami, la Diosa del Sol y divinidad suprema del panteón shintoísta. Los textos más antiguos intentan dejar claro esta descendencia :"Entoces llamó ante su presencia a su Augusto nieto y le dijo: Esta tierra, noble llanura de cañas, de arroz y de espigas, de 1500 otoños, es la región sobre la que mis descendientes reinarán. ¡Ve, pues , o mi Augusto nieto, y gobiernala! ¡Ve!, y que la prosperidad sea tu con dinastía y que ésta, como el cielo y la Tierra, por siempre jamas ´´(Nihongi). Ninigi, el nieto de la Diosa del sol, bajó a la tierra en el sur de Kyushu, trayendo consigo los tres atributos sagrados: el espejo (de claro simbolo solar), una espada magica que el Dios de la Tormenta Susa-no-ö había encontrado en el estómago de una serpiente de ocho cabezas y una joya en forma de cuernecillo (magatama). El nieto de Ninigi se abrió paso hacia el este, hasta Yamato donde ascendio al trono en el 660 a.c. como Jimmu, su primer emperador y fundador de la linea imperial. Los descendientes de Jimmu acabaron venciendo a los gobernantes de Izumo y otras regiones, sometiendo a sus dioses al control de Llamato aunque se les permitio continuar venerando a Susa-no-ö en el gran templo de Izumo.

Como es natural, el Kami del sol era objeto de una especial devoción por parte de la corte Yamato. Se dice que el gran templo de Ise, dedicado a Amaterasu, data de finales del siglo V d.C. (año 478, reinado de Yüryaku). Desde tiempos remotos se estableció la tradición de renovar el santuario cada veinte años mediante una cuidadosa y fiel reconstrucción. Por su parte, las gentes de Izumo adoraban a Susa-no-ö y Ökuninushi en lo que aún sobrevive como el Gran Templo de Izumo, en la prefectura Shimane. Otros uji tenian sus propias divinidades y -como los Yamato - los mas poderosos solían proclamar una ascendencia divina. La familia Nakatomi, por ejemplo, que posteriormente se llamo Fugiwara, rastreó su ascendencia remontandose a la era de los dioses. Entre las grandes ceremonias cortesanas estaban la Kimensai, festividad primaveral de la siembra del segundo mes, y la Niinamensai, festividad en agradecimiento por la cosecha. El control ritual de estas festividades a manos del reino y de la dinastia reinante contribuyó a fortalecer los aspectos sacros y rituales del incipiente poder imperial. Surgieron dentro de la corte hegemonías políticas y sacerdotales. La voz primitiva para designar al gobierno o liderazgo era Matsurigoto, que tiene asimismo connotacion de ritual. De todas maneras no debemos pensar que el Shinto, o el acceso a los Kami, fueran prerrogativas exclusivas de la corte Yamato o de los uji más poderosos. Los obicuos kami podian encontrarse, y ser venerados, en el más sencillo de los parajes naturales: un soto de arboles altos, una roca erosionada, un manantial de agua clara.

Como es sabido, el Shintoísmo primigenio no contaba con una filosofia elaborada ni con un sistema metafísico. Hasta su penetración por el budismo, carecia asimismo de textos, preocupaciones éticas y tradición artística establecida. Su visión del mundo era positiva y optimista, mas ocupada en el aqui y ahora que en salvaciones remotas o distantes eternidades. Se destacaban las afinidades entre hombres, bestias y Kami. Existia un profundo sentimiento de reverencia por la naturaleza y un gran respeto por los sencillos materiales, procesos y formas "naturales". El universo natural era de por sí bueno y ético, y la condición humana dependiá de la armonía entre las fuerzas de la naturaleza. Se identificaba al bien con la armonia y la pureza naturales, al mal con la impureza. Pronto el concepto de Makoto -sinceridad o pureza de espíritu y accion- se erigió como virtud primordial. Los templos no eran tan solo lugares para la ceremonia y la oración; tambien se convirtieron en centros de danza, diversiones lucha sumo, carreras de caballos y certamenes de arqueria para satisfacer a los dioses. La impureza o la interferencia con el rítmico fluir de la naturaleza eran consideradas destructivas y pecaminosas. En el rito de Izanagi en el reino de las tinieblas, yomo no kuni, se habla del horror de la contaminación, de la muerte y la sangre. El crimen mas execrable que refería la mitología antigua era el de el disculo Susa-no-ö, que había profanado un recinto de pureza y derribado las demarcaciones entre las parcelas de arroz.

El panteón Shinto

Shinto significa "Vía de los Kami". La veneración por los kami, divinidades o espíritus poderosos, está en la esencia misma del Shinto. Antes de la llegada del budismo en el siglo VI, el shintoismo carecía de representaciones artísticas o literarias de sus variados mitos y creencias, de modo que no contaba ocn un oanteón definido. Los kami eran innúmerables y ubicuos, ya que cualquier persona -viva o muerta-, lugar y objeto de cualidades numinosas o trascendentales podían llegar a ser considerados como tales. Distintas influencias irían contribuyendo al desarrollo de un panteón Shinto: el budismo Mahayana, por ejemplo, ofrecía, con su ordenación del cosmos, un rico modelo de representación literaria y artística. La ideología política presente en los mitos de los Kojiki y Nihon Shoki sugiere una clasificación de los kami Shinto tendiente a establecer un nexo directo entre la diosa del Sol y los gobernantes Yamato. Por lo demás, la edificación de santuarios contribuía al enriquecimiento del incipiente panteón.

Zaö Gongen

Una de las poderosas corrientes presentes en la vida religiosa de Japón fue la asimilación de budimo y Shintoísmo, a través de la cual los kami Shinto pasaron a ser divinidades protectoras y manifestaciones de budas y bodhisattavas. Probablemente, Zaö Gongen, a quién se asocia con el monte Kinpu de la cadena Yoshino, al sur de Nara, fuera en un principio un kami menor de ámbito local que, con el tiempo, se convirtió en guardían privilegiado del Shugendö, culto de ascentismo montañes remontándose sus orígenes al leentario En no Gyöja; se la considera, asimismo, manifestación de diversos budas. Su feroz expresión no pretende atemorizar a los fieles sino alejar el mal.

Zenmyö Noshin

los mojes budistas japoneses que partieron a China o Corea en pos de enseñanzas trerían de vuelta numerosas divinidades guardianas de origen budista o taoísta. Zenmyö, una hermosa muchacha chinam se había enamorado del monje coreano Ui-sang, que a a sazón estudiaba budismo Kegon en China. Sin embargo, este tuvo que regresar a Corea y Ella, con el corazón partido, se transformo en un dragón que guió y protegió su barca. Se la tenía por una divinidad protectora del budismo Kegon y, como guardiana Shinto del monaterio Kegon de Közanji en Kyoto, cuenta desde 1225 con su propio santuario.

Nakatu-hime

En el arte Shinto era frecuente representar a los kami como niños o mujeres nobles. La princesa Nakatsu fue consorte del emperador Öjin; en el culto Hachiman, aparece como reencarnación del compasivo bodhisattva Kannon y como figura asistente del Hachiman. suele llevar el largo tocado de trenzas de las bellezas de Heian y los Vestidos del estilo Tang populares en la corte.

Izu-san Gongen

Esta figura rellena y jovial es un kami local de la cadena montañosa de Izu, en la prefectura de Shizuoka. De origen oscuro, se desarrolló, como muchas de las imágenes de kami, bajo fuerte influencia budista. Aquí se le ve con una gorra de cortesano y una estola sacerdotal budista sobre un hombro. Encarnación del Kannon de los 1.000 brazos, fue objeto de devoción por parte de los guerreros Minamoto y Höjö durante el período Kamakura.

Wakamiya Hachiman

Hachiman, un kami identificado con el legendario emperador Öjin, fue posteriormente un dios bélico y divinidad tutelar del clan guerrero Minamoto. en el período Heian, al extenderse su culto, le son dedicados numerosos santuarios. Tanto en pintura como escultura, a Hachiman se la representa con diversos atuendos y, sobre todo, como monje. Estrechamente vinculado a la diosa Hime-game (Nakatsu-hime), es una de las frecuentes encarnaciones del buda Amida.

Este buda Amida es por así decirlo, la encarnación de lo oculto y lo censurable en Japón. Debido a esto fue el dios budista de los guerreros Ninja (traducido significa "furtivo", aunque sin duda la mejor es "guerrero de las sombras"). La imagen del guerrero Ninja dada a lo largo de los tiempos es la del asesino sin escrupulos que actua a las ordenes de los samurais. Esta imagen es consecuencia de la ley historica de que "El vencedor escribe la historia". La mayoría de los grabados de la época muestran a Samurais, y casi ninguno a Ninjas. Los samurais eran de la clase alta, lo guerreros Ninja eran campesinos. Al igual que los Samurais se organizaban en Clanes, generalmente pescadores. Durante siglos los Ninja desarrollaron unas técnicas de lucha separadas del resto de las artes marciales. Con el tiempo depuraron sus técnicas y agudizaron el ingenio llegando a ser letales. No es de extrañar esto teniendo en cuenta de que sus mujeres eran frecuentemente violadas por los Samurais y sus hijas pequeñas vendidas como fulanas por no poder pagar os impuestos. La historia Ninja es una historia de sufrimiento de la clase social pobre. Los guerreros Ninja no creían en los kami, algo completamente lógico teniendo en cuenta de que eran los parias de la sociedad y ningún dios "cuidaba" de ellos. sin embargo si adoraban el dios budista Amida, de hay este comentario. El motivo fue que según cuentan las crónicas del Ninjutsu (El arte marcial ninja) un monje budista curó de cuatro tenias (parasitos) al jefe de un Clan Ninja que desde ese momento practicó el Budismo Amida. Debido a la filosofía meditativa y trascendental del budismo llego a la conciencia suficiente para desarrollar la parte "legendaria" del Ninjutsu, las técnicas sobrenaturales tan idealizadas en la cinematografía.

Esta relación entre la religión y las clases guerreras es muy interesante y genera claras preguntas ¿Cómo podían los guerreros Ninja usar las armas si la religión budista prohibe el daño a cualquier ser vivo? ¿Porque temían tanto los Samurais a los Ninja? ¿Acaso creían que eran Kamis? Evidentemente estas preguntas son dificiles de responder.

Como nota curiosa decir que los Clanes Samurais siguen existiendo en Japón de una forma relativamente secreta. Conservan sus tradiciones y sus armas. Aunque los que han seguido profundizando en su arte marcial son los Ninja, han mezclado su rama de Ninjutsu con disciplinas como el Karate o la lucha con armaduras. En la actualidad son nueve las escuelas que forman el aprendizaje básico de Ninjutsu.


Fuente: Wikilearning.com

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